Jueves, 24 de marzo de 2011
Pasado de horror y terror
Por Alicia Gutiérrez *
35 años del golpe genocida quizás en términos históricos sean muy pocos, pero no para quienes hace 35 años decían "aparición con vida y castigo a los culpables". Me refiero a las primeras Madres de Plaza de Mayo. Mucho antes del golpe, en 1974, mas de 1500 asesinados eran el sangriento saldo que nos dejaba una fuerza paramilitar gestada desde el propio Estado, las tres AAA. El golpe del 76 fue un verdadero golpe cívico militar contra el gobierno de Isabel Perón que estaba debilitado. Terminó con las conquistas sociales y desarticuló a las organizaciones políticas, juveniles, sociales y gremiales. El Terrorismo de Estado impuso en la Argentina la modalidad de la desaparición forzada de personas y su correlato institucional, el campo de concentración y exterminio.
También fueron denunciados cerca de 400 campos en todo el país, la mayoría de ellos funcionando en medio de las ciudades, en edificios policiales o de las Fuerzas Armadas, por los que pasaron entre 20 y 30 mil personas detenidas ilegalmente, los cuales mayoritariamente terminaron asesinados sin dejar rastros. Este golpe contó con la participación y la complicidad de sectores empresariales, económicos, sindicales y de la cúpula de la iglesia. El creciente proceso de participación política que se vivía en nuestro país, no era diferente del que atravesaba casi toda Latinoamérica en la lucha por países más igualitarios.
Desde el mismo momento en que comenzaron las desapariciones de personas, el robo de bebés, se gestaron organizaciones de DDHH que comenzaron a buscar a sus familiares y denunciar esos hechos públicamente. A lo largo de estos 35 años, la lucha por la Verdad, Justicia y Condena no decayó, aún en los momentos en los cuales fueron aprobadas las leyes de Punto Final y Obediencia Debida o los Indultos.
Hemos avanzado sin dudas en este camino de búsqueda de Justicia en la provincia de Santa Fe. Un juez federal Víctor Brussa se encuentra en una cárcel común cumpliendo condena. En la causa Guerrieri tres miembros de la cúpula de II Cuerpo del Ejército fueron sentenciados a cadena perpetua (Fariña, Constanzo, Pagano, Amelong). Hoy continúa la causa Díaz Bessone, son pasos importantes pero no suficientes, muchos testigos murieron y también sus asesinos, por ellos seguimos exigiendo a la justicia que acelere los juicios y garantice que estén a resguardo los genocidas.
Nosotros decimos que son crímenes de lesa humanidad, ya que se implementaron desde el aparato del Estado contra militantes políticos, y como tales quiero rescatarlos, mujeres y hombres que consideraron que debían arriesgar sus vidas por un país para todos. Los militares estaban decididos a terminar con la memoria histórica que hacía trasmitir de generación en generación los ideales de comunidad, de participación y movilización política. El autoritarismo clausuró el diálogo y el encuentro, nos llenó de miedo y de sospecha. Sin dudas la memoria tiene un papel altamente significativo como mecanismo cultural para fortalecer el sentido de pertenencia. Hoy estamos aquí para contribuir a rescatar del olvido futuro, el pasado de horror y terror de la dictadura más sangrienta de nuestra historia e incorporarla a nuestra memoria colectiva.
* Diputada Provincial (Partido SI en el Frente Progresista
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